En el siglo IX, Carlomagno, inició una serie de campañas de conquistas y cristianización. Carlomagno vivió una época de paz en donde hubo un breve florecimiento cultural conocido como Renacimiento carolingio. Se construyeron palacios, escuelas y otros centros de saber. La mayoría de ellos, dedicados a reflexiones teológicas y religiosas. Para el siglo IX ya había una sociedad medieval claramente definida: feudos, torneos caballerescos y cristianismo.
En los siglos XI al XIII se vive un nuevo clíma de la Edad Media. Aquella fue una época en la que los reyes ejercían el poder absoluto sobre sus tierras, pero el Papa tenía la última palabra. Fue también la época en que surgieron los principales estilos arquitectónicos que caracterizan a la Edad Media: el estilo románico y gótico.
Además, surgieron las primeras universidades del mundo patrocinadas primero por la Iglesia y luego por los reyes. Funcionaron como gremios, es decir, grupos de estudiantes y maestros que aprendían la teología o cualquier campo del conocimiento, como se aprende un oficio. En las universidades se practicó y enseñó la escolástica, rama de la filosofía que buscaba por medio del raciocinio, conciliar el conocimiento de los clásicos con la Biblia. Su máximo exponente fue Santo Tomás de Aquino. Se destacaron otras figuras intelectuales como Roger Bacon y Dante Aligheri. El primero, se caracterizó por exigir la experimentación y la observación para llegar a la verdad (claro antecesor del pensamiento científico moderno).
La decadencia de la cultura clásica comenzó con la popularización del cristianismo en el imperio romano. La religión cristiana ofrecía valores que correspondían con la nueva sociedad romana del siglo IV, que poseía un ideal moral, como la humildad y la sencillez, frente a los placeres carnales que promovían muchos poetas clásicos.
Después de las invasiones bárbaras (s. IV-VI), el Imperio Romano de Occidente dejó de existir. Roma se conservó como la sede de la máxima autoridad cristiana: el Papado.
Los hombres de la iglesia eran los más instruidos y cultos pero desconocían las obras clásicas. En el año 529, el emperador Justiniano se vio obligado a cerrar la escuela filosófica de Atenas, en donde habían estudiado grandes figuras del pensamiento como Juliano el Apóstata. Sin embargo, la fuerza de las obras clásicas en latín se mantuvo en algunos lugares de Europa pero con contenido cristiano. El objetivo fundamental de la Iglesia cristiana era difundir la palabra de Dios y los valores cristianos en todos los rincones del mundo y mantener y la fe de sus fieles. La lectura de la Biblia era una habilidad fundamental para comprender los textos sagrados y alcanzar a Dios. De esta manera la iglesia tuvo el control de la educación durante toda la Edad Media.
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